
Expertos internacionales en evaluación de la investigación
De allá y de acá
La mesa de cierre del día jueves estuvo a cargo de los profesores Martín Puchet e Imanol Odorika, ambos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e integrantes del Sistema Nacional de Investigadores. Puchet, uruguayo radicado en México, comenzó definiendo la evaluación estándar y explicó que al ingresar y al considerar la permanencia o el reingreso al sistema de evaluación se revisa el conjunto de la trayectoria del investigador.
Principalmente, a la hora de evaluar a un investigador se toman en cuenta las publicaciones en revistas indexadas (de alta calidad), y adicionalmente, clasificadas por su factor de impacto; capítulos en libros, que se analizan por el valor de la editorial y el contenido; libros de autoría individual o conjunta, que resultan de procesos de investigación y que se publican en editoriales con las características antes indicadas.
Además, la evaluación tiene diferentes condiciones: la investigación científica se organiza en áreas y disciplinas donde se insertan de manera individual personas que son practicantes de una clase de tarea, y se diferencian según disciplinas y campos de conocimiento. Además, otras condiciones, pero en este caso relativas a los procesos de investigación son las siguientes: los procesos de investigación se evalúan por sus resultados; generalmente antes de una publicación se requiere la presentación de avances; y para la formación de investigadores se establece la elaboración de tesis.
Por otro lado, Odorika dijo que si se hace una revisión de documentos de políticas académicas y de organización universitaria, “se puede ver que las primeras nociones de evaluación empiezan a aparecer sistemáticamente hace aproximadamente 35 años”. Además, comentó que “las evaluaciones individualizadas y centradas en las citas, el factor de impacto y la indexación de la revista es creciente y está penetrando cada vez con mayor fuerza en el área de las ciencias sociales”.
Siguiendo con el tema de la evaluación, Odorika destacó que “en el caso de las universidades (mexicanas) la idea era que había que evaluar, porque no había ningún elemento que garantice que quienes estaban recibiendo salarios universitarios hicieran algo provechoso”. Lo único que se hacía desde las universidades era aplicar una política premiativa para el personal académico, es decir, que a quien trabajaba poco se le bajaba el salario, y a quien trabajaba más, se le aumentaba.
En el debate surgió el tema del éxito que tuvo el SNI en México. Odorika explicó que el 40 por ciento de los académicos de tiempo completo de su país tiene doctorado, y que hubo un aumento de 20 por ciento a 40 por ciento de 1985 hasta hoy. “La explicación es complicada porque yo pienso que gran parte tiene que ver con el crecimiento de la presión demográfica, porque se empieza a tener más egresados de doctorados aspirando a ocupar posiciones académicas”.
Como reflexión final, Odorika dijo que la publicación de artículos se ha convertido en el indicador fundamental para la evaluación de los académicos de ciencias sociales. “Hay que hacer un enorme esfuerzo para que revistas de ciencias sociales relevantes y pertinentes para los temas y problemas de nuestras regiones, naciones y localidades, puedan estar en condiciones de ser incorporadas a los índices internacionales”. Además, dijo: “Tenemos que renovar el valor de publicar un capítulo (en un libro); en México es lo que más se produce en las áreas de ciencias sociales. Establecer reglas precisas sobre la construcción de libros editados y la aprobación de sus contenidos es imprescindible”, concluyó.
Soledad Pontet
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